HANDS UP!

He marchado antes, pero nunca había dolido tanto como esta noche. Sin embargo me siento orgulloso de haber sido testigo de la nobleza y valentía de la comunidad negra en este país. Es el comienzo de una nueva lucha por igualdad racial, pues se siente que todos los logros alcanzados por aquella brava generación de Martin Luther King y Malcom X han sido casi borrados. ¿Cuándo Jim Crow volvió a ser tan obvio, tan intocable?

Precísamente esta noche escuché a un joven estudiante negro dirigirse a los que estábamos reunidos, asediados por el frío mordaz de una noche de diciembre. Sin inmutarse habló con un timbre de voz que me recordó tanto a un joven Malcom X que temblé por dentro. Nervioso, a veces pausaba para formular sus pensamientos, para juzgar palabra antes de decirlas. Pero estába ahí, frente a mí, hablando de frentes unidos con todos aquellos que no contamos con la bendición cuestionable de tener una piel blanca o la riqueza aislante. Un espejo a las sombras del pasado, de la memoria trazada con el odio del racismo más visceral. Y así mismo marchamos, siguiendo su voz, estudiantes, profesores, habitantes del pueblo, ciudadanos de este país y de todas partes del mundo, gritando consignas, todos uno, una verdadera multitud de posibilidades, cansados ya de esta estúpida farsa que aquellos con el poder risiblemente llaman justicia.

Esta noche marché con lágrimas en los ojos, pero rodeado de la llama que solamente la resistencia aviva, y que veo subir, poco a poco, por todas partes de este país. La solidaridad que sentía a mi alrededor me dejaba sin aliento. Quiero creer que no vamos a defraudar a este joven que habló esta noche, ni a aquellos que jamás volverán a decir palabra.

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